En mi país
se llaman ‘zonians’ los que viven dentro y fuera
de la llamada ‘zona canalera’ y son de piel blanca
y ojos claros y aún no aprenden a hablar el español
correctamente pese a que desde mil novecientos y
tantos
tomaron posesión del territorio pusieron casas
ahogaron pueblos que todavía se ubican en el lodo y
a partir de entonces no han hecho más que hacer
de esos kilómetros arrendados casa a perpetuidad
copia al carbón
—bienaventurados mis imitadores
porque de ellos serán mis defectos—
de ese Uncle Sam
y vaya si la excusa de ayudarnos a
dejar la Gran Colombia porque impedían el desarrollo
de nuestra naciente república y después con los temas
del Canal Interoceánico que abrió una nueva brecha en
favor de la Humanidad
—Pro Mundi Beneficio
dice en algún lugar
nuestro escudo—
y trajeron dinero a montones y a montoncitos
comenzaron los clanes las familias hicieron higiénicas casitas
en donde no se permitió la entrada al maldito mosquito
que transmitía la malaria y con mallas metálicas en puertas
y ventanas y manos y ojos miraban
hacia este lado de mundo
en donde los niños iban desnudos los días y las noches y los
hombres sudaban a más no poder y hablaban tan rápidamente
que apenas si se distinguía una que otra letra sin importarles
las camisas adheridas a las espaldas y las mujeres todas con
su poco me importa trabajando a la par con sus bocas inmensas
y la risa devorando devorando
allí
donde se encuentra mi ciudad
limpia
hermosa
como lo que es:
Del libro: De parte interesada. Premio Nacional de Poesía Ricardo Miró 1971.