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La Torre De Panamá La Vieja, por Enrique Geenzier |
Frente a la playa y cerca al mar, a solas,
semeja el torreón, ya todo en ruinas,
un anciano que oyera las marinas
canciones turbulentas de las olas.
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Ya no escucha en las horas vespertinas
el rumor de las tiernas barcarolas,
ni, aromadas de incienso, las estolas
puede ver en las prácticas divinas
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¡Pero, a pesar de su abandono y duelos,
eleva todavía hacia los cielos
sus cuatro paredones colosales;
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y a la luz de las diáfanas estrellas
parece que evocara cosas bellas
de los místicos tiempos coloniales!
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