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I
La Idea.
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Alas mías, tended, tended el vuelo;
el espacio se ensancha, y una aurora
de ritmos y perfumes atesora
del Carnaval el sugestivo cielo.
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Yo triunfaré con el más bello anhelo
que busca el alma en la festiva hora
en que la risa del Placer, sonora,
pasa como un arrullo por el suelo.
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Por mí ha de hallar el genio que trabaja
por exornar sus sienes lo que espera;
veré a la virgen que el Pesar la ultraja,
pues de hallar un capricho desespera,
iré a su lecho y le diré en voz baja
como visten el Sueño y la Quimera.
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Yo formaré cuadrigas primorosas,
que parezcan palacios encantados
donde brotan los lirios perfumados
al margen de las fuentes rumorosas;
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donde parecerán gemas preciosas
los tributos a Ceres, colocados
como mudas historias de sus prados,
sus valles y campiñas lujuriosas.
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Del mármol fingiré la vestidura,
esa caricia de la piedra dura
con que alcázares regios se adornaron;
arrancaré sus hechos a la Historia,
y creerá el hombre presenciar la gloria
que surgió de los siglos que pasaron.
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Por mí han de hacer las púdicas doncellas
trajes de gasa tal, que cuando pasen,
parecerá que al aire se deshacen
como si fuesen vaporosas huellas.
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Otros salpicaré de luces bellas,
como esos lagos do las ninfas nacen;
temblorosos espejos donde se hacen
sus nocturnos tocados las estrellas.
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La vida, en fin, tendrá su paraíso
en mí, al llamarme con inquieto acento;
todos encontrarán mi amor sumiso,
y en medio de la fiesta y el contento,
han de sentir que yo materializo
el alma, la ilusión y el pensamiento.
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II
El Poeta
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Si fuese omnipotente, yo pondría
en mi amada el perfume de las flores,
y robando a la tarde sus colores
con ellos su belleza realzaría.
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Y en este Carnaval ella seria
la reina a quien entonarían loores;
mas, ¡no importa si no! que en mis amores
le sobran tronos en el alma mía.
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Pero ella triunfará porque es más bella
que todos los encantos de una estrella
que en el limpio cielo su esplendor expande,
y ella me hará triunfar también…. ¡dos palmas
que alcanzarán temblando nuestras almas
en la apoteosis del amor más grande!
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Con el murmullo de sus labios tersos
me inspiraré en mis horas más tranquilas,
y bañaré con luz de sus pupilas
los manojos de flores de mis versos.
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Así, yo he de alcanzarte sin esfuerzos
lauro de honor que en mi esperanza oscilas,
y serás en mis noches intranquilas
el premio de los trances más adversos;
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porque un poema haré donde respire
todo encanto y placer, donde se mire
en el goce morir la pena acerba;
donde de momo la sonrisa sea
como una mariposa que aletea
sobre la hermosa frente de Minerva.
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Poesía declamada por su autor en el
Certamen Literario del Carnaval de 1910.
Esta poesía consta de seis secciones,
aquí publicamos las dos primeras.
Publicado en:
Nuevos Ritos, Nº 60 de 15 de febrero de 1910.
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