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Dichoso tú que en la existencia odiosa
que lleva el alma de constante duelo,
de la divina inmensidad del cielo
un ángel vino para ser tu esposa.
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No temas nunca las violencias duras
con que el dolor te arroje sus agravios
porque ella lleva siempre entre sus labios
miel para endulzar tus amarguras.
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Si te da el desempeño sus despojos
hundiéndote en la noche más sombría,
ese ángel para ti la luz del día
tiene en el cielo de sus lindos ojos.
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En fin, si tu alma alguna vez encierra
la ambición del metal rubio y sonoro,
tu esposa lleva en sus cabellos de oro
oro con qué comprar toda la tierra.
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