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Oh siglo en tus inventos peregrino,
que en tu marcha fecunda, asombradora,
la fuerza vas buscando que atesora
el universo en loco torbellino.
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Detienes al torrente en su destino
y haces mover la rueda propulsora,
canta el vapor su marcha triunfadora
y el rayo a la palabra abre el camino.
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De pronto en este afán de movimiento
tornarás en motor el pensamiento,
convertirás en máquina la idea.
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Y de las Musas para eterna mofa
la fuerza genitora de la estrofa
hará girar en cambio. . . una polea.
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