|
Al amigo Ricardo Miró.
|
En el muelle la inmensa muchedumbre
con su sordo rugir. El rechinante
carro de carga que en trajín constante
pasa arrastrando su cansada herrumbe.
|
Allá, en el mar, bajo la azul techumbre,
como un bosque de mástiles flotante,
y luego los rugidos del gigante
que lamenta su eterna pesadumbre.
|
Pita el vapor. . . un barco que se pierde
por la llanura triste e infinita
donde tiene su trono la onda verde.
|
Y entre el bullicio que doquier impera
nadie ha visto un pañuelo que se agita
y una madre que llora en la ribera.
|
Panamá, Agosto 28 de 1905
El Heraldo del Istmo, Año II. N°. 40
Publicado el 30 de agosto de 1905
|