Y aviva Martí la llama
, por Ramón Oviero
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Plantado de enredadera
sobre el cielo germinado
inventa un sol deletreado
el pañuelo de bandera.
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I |
Plantado de enredadera
en la manigua del hilo
el Cid se convierte en filo
sobre la piel verdadera.
Machete que toca esfera
en el hervor de la trama,
sinsonte que muge y brama
en sueños de cofradía,
cuando llega la poesía
y aviva Martí la llama.
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II |
Sobre el cielo germinado
una rosa se pasea,
volteando a ver la marea
de un azul primaverado.
Blancor que lleva al costado
la cicatriz de la flama,
en tanto la lucha clama
siluetas de muchedumbre,
que no hay ni habrá mansedumbre
y aviva Martí la llama.
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III |
Inventa un sol deletreado
un silencio de arcabuz,
cuando rueda la testuz
por la oscuridad del vado.
Mambí desalcanforado
salobre sangre derrama,
en el ojo de la escama
del caimán que no parece
mientras el calor se ofrece,
y aviva Martí la llama.
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IV |
El pañuelo de bandera
violenta los territorios.
Los sables como ofertorios
geometrizan la otra hoguera.
No hay bala que por certera
rinda al valor o a la flama,
que cuando la luz proclama
“cultivo una rosa blanca”
te damos la mano franca,
y aviva Martí la llama.
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Del libro: Décimas de viajes y otras del caminar.
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