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Cantar al amor y a la vida.
En esta tierra multiplicarse.
Sembrar en el alma un ritmo alegre.
Soñar canciones en los laberintos del sueño.
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Vivir como si todo tuviese sentido.
Decapitar esfinges.
Vivir como si todo fuesen flores
y cristales de fuego.
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Vivir intensamente
y escuchar el eco
de nuestros pasos nocturnos.
Ocultar el veneno.
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Las ojeras esconder.
Lanzar los brazos fuertes contra el agua.
Empujar la vida más allá de si misma
hasta el límite mismo.
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Llenar las cámaras de obras e instintos.
Dar la mano al caído,
Abandonado
de Dios en la intemperie
del invierno triste.
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Jugar en la ribera
de la madurez sensible.
No desear más que la vida
y soñar a veces que somos eternos.
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Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.
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