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De todos mis amores, el primero
ha podido grabarse en mi memoria
porque tuvo además de esa alta gloria
la cualidad de ser el más sincero.
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Amoldarme a la vida ya no quiero
porque toda la vida es ilusoria....
¡Junta siempre al placer de la victoria
la fiebre del dolor intenso y fiero.
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Y fue ese amor tan tierno, y mi amada
tan buena y resignada,
que al recordar la venturanza mía
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__como rosas de edénicos rosales__
se abren todas las flores de mis males
al influjo de la melancolía!
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Del libro: Rosas de Juventud y de Ilusión. 1917
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