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Esa sonrisa alegre de la mañana
es tuya.
Esa sonrisa tierna;
se la prestaste tú.
Que digo de memoria tus gustos y tus dones.
Que puedo denunciarte por esos incendiarios
abrazos repentinos que inventa tu vigor.
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Ah, sí!
Pues soy el alba riente. La luz. ¡El presidente
de la república fresca de tu gracia!
Y,
rubricaré un decreto,...
prohibiendo que te miren.
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Canela de mis ansias; rizófora flexible.
Canela que en aurora con música de ave,
tornó mi anochecer.
El níspero es la fruta más dulce, ¡más sabrosa
que dá la tierra mía!
Por ello me reclino,...
sobre tus senos púberes.
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Todo te sigue a tí.
Todo te sigue.
El sol
que escandaliza porque te besa y huyes;
porque te besa el aire,
sin que protestes tú.
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Todo te sigue a tí...
Mas me proclamo dueño,
único... ¡efervescente!
de toda tu hermosura.
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Imán: en tu pupila.
El garbo, --fino imán-- de tu contorno.
Presidente absoluto
de la república tierna de tu gracia,
hoy,
rubricaré un decreto,...
prohibiendo que te miren.
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Del libro: Cambiantes.
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